Estamos muy vivos

Cuando en verano los aficionados blanquivioletas nos acercamos a la plaza Mayor a renovar nuestro abono nos deberían regalar un marcapasos, que menos. Otro partido de locura en Zorrilla.


La primera parte acabó de manera inmejorable para los locales, con dos goles de Jaime Mata y su delantero expulsado por una agresión a Calero. En la grada algún ingenuo que esta temporada no ha subido mucho al estadio hablaba de que no hacía falta ni que se jugaran los segundos cuarenta y cinco minutos. Con la superioridad que el Pucela había demostrado durante la primera parte parecía imposible que los visitantes pudieran sacar algo positivo. Pero cuando el Real Valladolid está de por medio todo es posible, tanto lo bueno como lo malo. Los de Luis César salieron dormidos y los dos primeros cambios del técnico gallego tampoco ayudaron ya que echó al equipo para atrás. Todo esto lo aprovechó el líder, que empató el partido en el minuto setenta y dos tras un penalti absurdo de Kiko Olivas. La grada no entendía nada, el Huesca había puesto las tablas con un jugador menos y parecía estar más cerca de meter el tercero que los blanquivioletas. A partir del minuto ochenta la dinámica cambió y los locales retomaron el control del partido lo que permitió que poco después un pase de fábula de nuestro pichichi lo introdujera Plano en la portería para hacer el 3-2 y dar la victoria al Real Valladolid.

Mención especial de nuevo a Jaime Mata, el delantero volvió a demostrar porque es el hombre más importante hasta ahora, sus dos goles y su asistencia son dignos de un jugador de primera división. Preocupa y mucho que te remonten un 2-0 en casa y estando con un jugador más durante toda la segunda parte, aun así el Pucela derrotó al primer clasificado y se sitúa a solo dos puntos de play-off.

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