Orgullosos de nuestros jugadores


El partido del pasado sábado es una clara muestra de lo injusto que es el fútbol. El Real Valladolid le plantó cara al Real Madrid en el Santiago Bernabéu y ante su afición, que se fue impacientando según transcurría el partido. Durante la primera parte el conjunto de Sergio aguantó replegado en su campo esperando cualquier despiste de los locales para salir a la contra. Así fue, los blanquivioletas dispusieron de dos ocasiones clarísimas ante Courtois. En la segunda mitad el Pucela tuvo posesiones más largas en incluso se hizo el dueño del encuentro en determinados momentos, hasta el punto que si no llega a ser por el larguero (dos veces) la afición merengue se habría llevado un disgusto.


La suerte que tuvo Vinicius, quien ahora parece el salvador del Real Madrid cuando su disparo se iba fuera de banda, propició que los visitantes se vieran por detrás en el marcador sin merecerlo. El partido acabó 2-0 después de que el capitán Ramos, ese mismo que no hizo declaraciones tras la humillación que vivió su equipo en el Camp Nou, tirara el penalti a lo panenka. Muchos se preguntan si hubiese sido igual de valiente en caso de que el partido en ese momento siguiera en tablas y después de que el Bernabéu le pitara durante todo el partido.


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